jueves, 7 de febrero de 2008

El agua de azúcar alivia el dolor de las vacunas infantiles


Una cucharada de azúcar ayuda a poder tragar un medicamento, pero un estudio reciente muestra que también podría aliviar el dolor de las vacunas.
Además, los expertos esperan que esta solución simple de agua y azúcar ayude a tranquilizar también a los padres y aumentar las tasas de inmunización en niños
"Esperamos que esto anime a los padres a poner las vacunas a sus hijos", dijo la autora del estudio Linda Hatfield, profesora asistente de servicios de salud pública en la Facultad de enfermería de la Universidad estatal de Pennsylvania en University Park. "Es algo sencillo, económico, los bebés abandonan la clínica con la misma rapidez con que llegan".
La estrategia es tan sólo una dentro del arsenal de analgésicos más seguros para los niños.
"Está surgiendo una combinación de cosas que pueden ser usadas en los consultorios de pediatras que son útiles para los niños", dijo el Dr. Kenneth R. Goldschneider, director de la división de gestión del dolor en el Centro médico del Hospital infantil de Cincinnati en Ohio. "La sacarosa, envolver en mantas, el cuidado al estilo canguro [el contacto directo piel a piel con uno de los padres], la succión no nutritiva [ un chupete sin nada untado], analgésicos tópicos, el uso de agujas finas y la selección apropiada del lugar de la inyección son todos medios para evitar que las intervenciones dolorosas sean demasiado estresantes. Ninguno es perfecto, pero son seguros y al menos son efectivos".
De acuerdo con Hatfield, este trabajo es uno de los primeros en estudiar a los niños que ya han abandonado el hospital. La mayoría de los estudios previos se han hecho en recién nacidos pretérmino quienes, por su circunstancia, reciben más inyecciones. Su estudio aparece en la edición de febrero de Pediatrics.
El itinerario de inmunización anual para los recién nacidos sanos es abrumador; los bebés y los niños pequeños reciben hasta 24 inyecciones en los primeros dos años de vida. Se pueden administrar hasta cinco inyecciones en una sola consulta.
Pero muchos padres están aterrados ante la posibilidad de ver a sus hijos experimentar dolor.
"Algunas madres dicen que nunca han escuchado a su bebé llorar de esa manera", dijo Hatfield. "Son renuentes a traer a su pequeña criatura al hospital".
También existen ciertos indicios de que la exposición temprana al dolor podría tener efectos neurológicos a largo plazo.
Los pediatras canadienses y estadounidenses ya recomiendan el uso de sacarosa para calmar los procedimientos dolorosos en neonatos.
Hatfield y sus colegas asignaron de manera aleatoria a cien bebés de entre dos y cuatro meses para que recibieran sacarosa oral o un placebo (agua esterilizada) dos minutos antes de las vacunas rutinarias.
El dolor fue evaluado con una puntuación que tomaba en cuente el llanto, la expresión facial, el movimiento corporal, indicadores conductuales y el sueño.
El grupo de sacarosa mostró menos puntuaciones de dolor a los 5, 7 y 9 minutos después de tomar la solución, y a los 9 minutos tenían un puntuación media del dolor 78.5 por ciento más baja que el grupo de placebo.
Se pidió a los padres que no lo envolvieran en mantas o lo acurrucaran durante la inmunización, ya que esto podía tener un efecto sobre la experiencia del dolor.
¿Es una buena idea dar azúcar a bebés tan pequeños? Hatfield señala que la solución es tan débil (sólo un cuarto de azúcar) que es poco probable que tenga algún efecto sobre problemas posteriores de peso y no aumenta el azúcar en sangre a corto plazo.
En lo que respecta a cómo trabaja el azúcar, Goldschneider apuntó que una investigación previa planteó una relación entre la exposición a la sacarosa y la liberación de químicos analgésicos naturales en el cuerpo.